Por Juan Cox (Invitado especial)
Miércoles, 16 de agosto de 2017
3:39 pm. Inodoro de la oficina. Hace una hora, o un minuto, me enteré de que mi ex está de novia. Ya sé que nos separamos hace dos años, o dos meses, pero esto vino a interrumpir mi digestión orgánica de Luna en Tauro. Diez años de relación más dos de un falso duelo acumulados en la rejilla. Que alguien llame al destapador.
3:45 pm. Llegó la cuenta de la procrastinación emocional, el jet lag de las vueltas a mi propio mundo. Facebook me recuerda que el sábado es el evento “Pobre Diabla”, en el que se leen diarios íntimos. Voy a escribirle a Camila, la piba hermosa que conocí en otro ciclo de poesía y a la que nunca le volví a escribir.
3:52 pm. Contestó Camila. A mi comentario de que nunca había escrito un diario íntimo pero que tenía tres días para revertirlo, me apura: “Reviértalo, pues”.
4:05 pm. Caro está de novia. Caro sigue de novia. En estos minutos y a lo largo de toda esta semana Caro va a estar de novia.
4:57 pm. Le muestro el diario a Camila. Estoy convencido de que es una jugada magistral. Sin embargo, el noticiero del día no descansa: Camila también está de novia. Pero no abandones campeón, me dice, no dejes de escribir esa bitácora celestial. ¡Tarde!, ya estoy embarcado. Pero no te preocupes, Mabel, le digo, no voy a usar tu nombre verdadero.
Jueves, 17 de agosto de 2017
10:57 am. Ayer salí con una señora de 47. Fuimos a tomar algo al Banco Rojo. Veinte años de relación, uno de duelo intensivo con terapia más dos de joda, me dijo. Lo que se dice un duelo convencional. No me tomó por sorpresa su voz ronca, que ya había escuchado en un audio muy poco sensual, pero sí su particular encanto para contar historias. Tenía zapatillas de lona viejas y una remera de Chelsea Hotel. Más tarde supe que le gustaba Cohen, pero que la remera se la habían regalado. Punto para ella.
12:05 am. Ayer salí con una señora de 47. Eso no cambió. Y mi ex novia tiene novio, ahora mismo, cosa que tampoco cambió. Ya pasó el mediodía, y yo poniendo AM como si la mañana continuara.
12:17 am. Paula, así se llama la señora, le hizo una nota a Luca en los ochenta para su colegio en Banfield. Ella tenía 16 años. Dice que la trató muy educadamente y que a Petinatto lo tenía de boludo. “¡Traeme más ginebra, laburá!”. Al goma lo que es del goma.
12:22 am. Ayer me escribió Agos para salir. Sí, la piba de 22 que me hizo un pete en el teatro ciego mientras escuchábamos “Dark side of the moon”, antes de que me contara que la habían abusado tres veces. Le tuve que mentir: le dije que jugaba al fútbol, cosa que técnicamente hago el 75% de los miércoles. En mi cabeza dejó sembrada la idea de un trío con una amiga de ella.
4:00 pm. Soy un fraude. Ya quedé con Agos para hoy a la noche. “Una casa sin ti es una oficina”, decía Sabina. Yo no sabría con qué comparar a esta oficina, es el fin de la cadena semántica de degradaciones.
7:50 pm. Hora del aperitivo. Suena 4:33 de John Cage. Tengo ganas de hacer una digestión express de la noticia de hoy. Tomarme un tecito de algún cactus sagrado que me haga expurgarlo todo de una. Pero solo tengo Amargo Obrero. La vida es eso que ocurre mientras tu ex está de novia.
9:00 pm. Me cayó la ficha. No puedo seguir saliendo con Agos sólo porque hay chances de trío. No hay buena química, es evidente. Voy a buscar una forma elegante de decírselo.
Viernes, 18 de agosto de 2017
11:35 am. ¡Qué bien que estoy llevando el duelo! Es todo cuestión de organización. Como poner la ropa a lavar y no olvidarse de sacarla de la máquina para ponerla a secar. Dejé macerar el texto y el corazón. Los resultados están a la vista.
2:05 pm. Instagram es un Tinder con carpa. Crucé dos palabras con una millennial peruana y ya quedamos para hoy a la noche. Vemos, dijo, pero creo que está todo bien.
5:30 pm. Me desapareció plata del cajón. El cerebro se manda solo con una serie de cálculos espantosos: ¿cuándo fue que cobré el aguinaldo? ¡Ni idea, flaco! No retengo esas informaciones. Pero ponele que hace dos semanas. Ok, ¿cuánta gente entró a tu casa en esos días? Y…serían tres. Ajá… ¿no habrás sido tan promiscuo de guardar la plata al lado de los forros, no?
7:45 pm. Igual ya sabés quién fue. “Si tuviste una corazonada, hacele caso” es el resumen de lo que me dijo mi amiga en doscientos audios cortitos. Hago caso y resuelvo el caso.
11:30 pm. Barrio chino. La chinita hija del dueño del local corretea con una Fanta pop. Parece no tener idea de que Caro tiene novio. Tampoco muestra interés en saber su nombre y eso nos iguala. Corretea con el corazón roto y una bebida luminosa en la mano. Instagram: “En qué andas? Hacemos alguna?”. Hueveando en casa. Dale.
Sábado 19 de agosto de 2017
0:30 am. Pasaron 15 minutos y la peruana no aparece. Menos mal que hay una heladería enfrente porque esperar en un banquito largo es apenas menos triste que hacerlo dentro del auto. Hay una llovizna fina que hace todo un poco menos patético.
0:45 am. Millennial communication. No tengo su Whatsapp y los mensajes de Instagram no acusan el visto. Podría estar muerta o sin batería que la fatalidad de quedar plantado es la misma. Aunque ella estuviese muerta, yo seguiría con la cabeza apoyada en el volante, sin poder moverme, sin sentir cómo la lluvia cubre los vidrios con su espesa transparencia. Aunque ella estuviese muerta, claro, Caro seguiría de novia.
1:25 am. Una hora dentro del auto. Consigo administrar las energías para escribirle a mi amiga. “Estás en modo homeless”, me dice. “Conozco esa situación. Querés que te vaya a rescatar?” Mi amiga insiste en venir en bondi a visitarme al auto, de Villa Crespo a Almagro. “Llevo whisky”.
2:30 am. Alto rancho. Los pies de mi amiga sobre la guantera. Las ventanas abiertas y el mundo nuestro. La lluvia solo paró después de que ella hiciera su llegada triunfal con un diario en la cabeza. El whisky pasa de una mano a otra en el tiempo que tarda Caro en seguir estando de novia. Corre una brisa entre las ventanas que fluye como el tiempo.
Sábado, 24 de marzo de 2018
5:00 pm. Hay que entregar los medios de producción al proletariado. Sorbo de mate. El vecino me debe tres meses de internet, maneja un taxi pero gana más que yo. Seca de pucho. Mi digestión orgánica de Luna en Tauro me indica que hoy es un buen día para completar el diario. Sorbo de pucho. Siete meses, o siete días, después del evento “Pobre Diabla” al que nunca me presenté. Seca de mate.
5: 30 pm. Reality soul. La gata del vecino duerme sobre mi banqueta. Algún día voy a escribir un diario íntimo sobre cómo se construye un vínculo de amantes con una mascota. Se le caen los párpados y se deja vencer con las orejas alertas. Hace la mitad de la digestión: se entrega sin quedar nunca del todo vacía. “Algún ciclo con mic abierto habrá”, piensa el duodeno. La gata está hecha una bola. El lomo encorvado esconde sus garritas y la cola le sobresale como un plumero.
6:40 pm. Me hace ruido la panza. Debería ir al chino.
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Juan Cox nació en Buenos Aires en 1982. Es escritor, guionista, fotógrafo amateur y músico de entrecasa. Actualmente se desempeña como director de contenidos aunque también hizo carrera como docente, analista del discurso, heladero, vendedor de ropa, data entry, babysitter, arbolito y recepcionista del hostel más barato de la ciudad.
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